viernes, 8 de febrero de 2008

ANTOLOGÍA POÉTICA, de Leónidas Lamborghini

Descubrirlo como a una joya escondida por cajones y cajones de censura, como a la oveja más negra del rebaño. El tipo me retrotrajo a algunos poemas de Roberto Contreras, inéditos, leídos pocos días antes. Hay un rencor de fondo, pero no es eso lo importante, todos tenemos un rencor (por lo menos uno). Lo importante es la ruptura de lenguaje, a veces esa agonía posmoderna en que desesperadamente debemos representar con palabras aquello que no tiene definición, aquello que para algunos sería carne muerta pues no tiene nombre.

Yo tuve que meterme en la vorágine porteña de sus versos, en la situación de un tipo incomprendido y olvidado. Hemos discutido sobre la "vanidad" de los poetas, de los escritores, de los artistas, que producen, editan y registran sus obras. Ser entonces olvidado es la peor maldición. "No bastaría con leernos / por la eternidad / los unos a los otros. / En cambio estamos condenados a escribir" decía Lihn. Y yo no puedo agregar más.